EXPONIENDO MI INSERCIÓN LABORAL

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Camino de la charla, mientras íbamos en metro, Loli me contaba que estaba nerviosa. Era la primera vez que iba a ponerse frente a una clase y hablar sobre su experiencia laboral y sus vivencias en el piso tutelado.

Le asustaba no explicarse bien o que no la entendieran. Llegamos al CPEE La Encarnación, en Torrente, y nos reunimos con Marisa, que amablemente nos guió hasta el aula y nos puso en situación, comentándonos qué cuestiones les interesaban más a sus alumnos y alumnas.

Los oyentes llegaron y se colocaron alrededor de Loli, prestando toda su atención. “Ella es Loli Fabado”- Dijo Marisa- “y viene a hablarnos sobre cómo las personas con diversidad funcional cómo vosotros/as pueden llegar a tener un trabajo y a vivir de forma más independiente.”

Empezaron a preguntarle muchas cosas: “¿Dónde trabajas?, ¿cuántas horas?, ¿qué es lo que más te gusta de tu trabajo?, ¿y lo que menos?, ¿tienes vacaciones?…” y Loli en ningún momento perdió la calma,  respondiendo a todo y explicándoles de forma clara y divertida su experiencia personal “¿lo que menos me gusta? ¡Madrugar!”. La miraba y la sentía cada vez más segura y orgullosa de ella misma, animando a sus oyentes a prepararse para conseguir tener un empleo, a ser más autónomos e independientes, a desarrollar su potencial.LF 2

También les interesaba conocer cómo era la vida en un piso tutelado, cuáles eran las ventajas, qué tareas tenía que hacer, si podía salir cuando quería con sus amigas, si tenía llaves, cómo era su relación con sus compañeras de piso y con las educadoras… De nuevo, Loli contestó a todo y dejó a más de uno con ganas de informarse más sobre cómo acceder a una vivienda tutelada.

Casi sin darnos cuenta el tiempo pasó volando y la charla llegó a su fin, entre sonrisas, aplausos y palabras de gratitud, nos despedimos llevándonos un precioso colgante que nos regalaron y la sensación de haber vivido una experiencia extraordinaria.

Al salir, le pregunté a Loli: “¿Qué tal, campeona?”

Su cara reflejaba alegría y satisfacción.

Su respuesta fue: “Muy bien, para repetir”.

De vuelta en el metro, compartiendo unas mandarinas con ella, me invadía la certeza de  que Loli es un ejemplo inspirador, un ejemplo de superación, de perseverancia, de valentía y de calidad humana.

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